Pareciera que los cabildeos para elegir al próximo Fiscal General de la República, ya está en la agenda de algunos funcionarios, y es que recientemente se conoció sobre una reunión realizada con representantes de los diferentes partidos políticos, en la que también estuvo presente la representación diplomática de una embajada; en la que se abordaron diferentes temas, pero, lo que llamó más la atención a los asistentes fue que la titular de la representación diplomática acreditada en el país solicitó reelegir al actual Fiscal Douglas Meléndez.
Petición que llamó la atención de los asistentes, porque las relaciones diplomáticas tienen reglas definidas en El Salvador y en el mundo, ya que existen protocolos de comportamiento ético y moral, como también leyes que no permiten que exista injerencia política en una nación y se vulnere la soberanía de un país.
Y es que el Fiscal General, Douglas Meléndez ha iniciado la cuenta regresiva al frente de la institución, ya que el mandato para el cual fue electo por la Asamblea Legislativa finaliza este año.
Según la información brindada por uno de los asistentes que pidió su anonimato; fue tanta la inconformidad de la reunión que preguntaron a la representación diplomática que con todo respeto dijera; ¿Cuáles son las credenciales que estima conveniente para hacer dicha solicitud? si los casos de mayor relevancia en el país los está perdiendo. Todos están quedando libres, porque no se han sustentado bien los procesos.
La proyección que están trabajando los diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa, es primero definir que quien dirigirá los destinos de la institución que tiene el monopolio de la investigación del delito, cumpla con las principales características que debe cumplir quien aspira a ser Fiscal General de la República estas son; Imparcialidad, respeto a la legislación, velar por los intereses del Estado y no de particulares, promover la acción penal y tener conocimiento del ejercicio del derecho.
La fuente agregó a este medio digital, que se elegirá a un fiscal “honesto, honrado y que responda al clamor de cada uno de los salvadoreños y no a una sede diplomática de otro país o algunos grupos empresariales”. Y es que las sedes diplomáticas acreditadas en un país, “no pueden, ni deben pedir o incidir en elecciones de funcionarios; ya que en las funciones o atribuciones de la diplomacia no está contemplado, tampoco se deben cumplir peticiones o caprichos de grupos empresariales, porque es ahí como se utilizan a las instituciones del Estado para debilitar a sus competidores comerciales”, sentenció.
