El cuádruple campeón olímpico regresa a Londres, lejos del entrenador al que investiga la agencia antidopaje de EE UU
Mo Farah, el atleta británico más laureado de la historia, ha roto con Alberto Salazar, uno de los entrenadores de fama más turbia e investigado por supuestas prácticas dopantes, y las posibilidades que se han ofrecido son tan numerosas como, casi, el número de oros olímpicos y mundiales que ha ganado.
El cuádruple campeón olímpico, de 34 años, solo ha proclamado una: “Ya era hora de volver. Mis hijos han crecido y quiero que estudien en Londres. Y mi mujer también deseaba regresar”, declara en el diario The Sun, el medio que adelanta la noticia. Ante su explicación oficial, todos los expertos y conocedores de las carreras de Salazar y Farah y de las investigaciones de la USADA (agencia estadounidense antidopaje), han levantado una ceja, y han seguido haciéndose preguntas.
Después de conseguir en el Mundial de Londres un nuevo oro en 10.000m, se despidió de las pistas con la plata en los 5.000m para dedicar el resto de su carrera al asfalto, al maratón. Salazar, estadounidense de origen cubano, fue en la década de los años 80 uno de los mejores maratonianos del mundo. Ganó tres veces el maratón de Nueva York y una el de Boston (2h 8m 51s en Boston 82 fue su mejor marca).
Las dudas sobre Farah empezaron a multiplicarse en el verano de 2014, cuando tuiteó una foto de un entrenamiento suyo en una pista de atletismo. En su comentario afirmaba que era la pista de Font Romeu, donde oficialmente se encontraba, pero en realidad se trataba de la pista de Sabadell, donde el entrenador somalí Jama Aden había organizado la concentración europea de su grupo.
Las investigaciones de la USADA a Salazar, de 59 años, comenzaron en 2015, después de que un programa de investigación de la BBC revelara algunos hechos dudosos, y dieron lugar a un informe que concluía que era muy probable que el entrenador hubiera roto las normas antidopaje. La mayor acusación contra Salazar es la posesión de testosterona, lo que por sí solo supondría una razón para suspenderlo. Además, le acusan de frotar a sus atletas con una crema con testosterona para buscar establecer con cuánta cantidad darían positivo. Las acusaciones, negadas por Salazar, nunca pasaron del informe preliminar. Nunca abrió, hasta ahora, la USADA un expediente por dopaje contra él.
Mo Farah ha sido el Bolt del fondo, se ha dicho. Siempre ha negado que haya recurrido a doparse para conseguir sus triunfos. En Londres, también, seguirá siendo el atleta estrella de Nike.
Información: El País