Como ya es tradición, Joana Sanz ha visitado a su todavía marido, Dani Alves, en la prisión de Brians II. Y, de nuevo, lo ha hecho acompañada de Bruno Brasil, el cocinero personal del futbolista que le acompañaba aquella fatídica noche en la discoteca Sutton.
A su salida de la cárcel, la canaria se ha mostrado de lo más escueta ante las preguntas de los reporteros que la esperaban. Aunque, eso sí, ha hablado sobre el estado anímico del brasileño, que como es evidente no es el mejor: «tú sabes, estando ahí dentro…», se ha limitado a decir.
Además, la maniquí ha asegurado que no hablan sobre el escabroso tema de la violación en sus ‘vis a vis’: «No hablamos de esas cosas», ha certificado. Y adelanta que será muy habitual verla por allí: «Intentaré», ha continuado.
Harta de los medios de comunicación
Y es que Joana ha dicho «basta», ante la persecución que sufre por parte de la prensa, que ha calificado de «psicópata». Incluso, asegura que siente «miedo» cuando ve que hay reporteros esperándola en las inmediaciones de su domicilio.