Mientras exploraba el traspatio de una propiedad de 16 acres que compró hace tres años, y que acaba de vender, Anthony Doolin estuvo a punto de caer en la boca de la mina.
“Me imaginé a Indiana Jones y todo un ferrocarril subterráneo”, dijo el asombrado propietario al descubrir la entrada de la mina de oro abandonada.
“Me imaginé a Indiana Jones y todo un ferrocarril subterráneo”, dijo el asombrado propietario al descubrir la entrada de la mina de oro abandonada.
Estaba sentado en una mina de oro.
Y eso no aparecía en el contrato de compraventa de la vivienda.
Anthony Doolin se puso a explorar los 16 acres de la propiedad que había comprado hace tres años en Brisbane, Australia, cuando literalmente tropezó con la boca de la mina, sin saber qué era aquello.
«Por poco y me caigo», le dijo Doolin al sitio de internet realestate.com.au, dedicado al negocio de bienes raíces en Australia. «Me imaginé a Indiana Jones y todo un ferrocarril subterráneo».
La mina tiene unos seis metros de profundidad «y la barra de hierro original permanece intacta», contó el hombre. Su exploración, sin embargo, no lo animó a tratar de sacar oro de una mina que presumiblemente dejaron de explotar en los años 30 del siglo pasado.
Luego se dio cuenta de que aquella entrada era sólo una de muchas en la propiedad.
Doolin pagó poco más del equivalente a un millón de dólares estadounidenses por la vivienda de cinco habitaciones, dos baños, garaje para cuatro automóviles y piscina.
Ahora algunos creen que el «descubrimiento» de las minas en el traspatio no fue más que un truco publicitario para revender la propiedad a un precio mayor.
De ser así, no sirvió de mucho. Su madre, Jane, que es agente de bienes raíces, sólo pudo venderla la semana pasada por la misma cantidad que Doolin había pagado, según reporta realestate.com.au
Información: Infobae