La reunión de cancilleres de la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre Venezuela comenzó este miércoles con una hora de retraso tras un breve encuentro informal privado de unos quince minutos.
Los cancilleres americanos llegan divididos a su primera reunión sobre la crisis de Venezuela, con tres proyectos de declaración sobre la mesa que por el momento parecen difíciles de conciliar para lograr aprobar un texto común, lo que requiere el apoyo de dos tercios de los 34 Estados acreditados, es decir, 23.
El canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales Moscoso, fue elegido por aclamación como presidente de la sesión, a propuesta de Costa Rica.
Con Venezuela, son 34 de los 35 países americanos los que están acreditados para la reunión, 18 de ellos representados por su responsable de Relaciones Exteriores.
La delegación de Venezuela en la OEA dio hoy la sorpresa al acreditarse para la reunión, cuya convocatoria provocó que el Gobierno de Nicolás Maduro solicitara salir de la organización el 28 de abril, aunque no será efectiva hasta 2019.
De momento, no está confirmado si será la canciller, Delcy Rodríguez, quien representará al país en el encuentro y, por ahora, quien figura como jefa de la delegación venezolana en la reunión es la representante alterna en la OEA Carmen Velásquez.
Ésta es la primera vez desde el anuncio de retirada que Venezuela participa en una sesión de la OEA, organización a la que acusa de instigar un “golpe de Estado” y la violencia en las calles del país por la postura crítica tanto del secretario general, Luis Almagro, como de un grupo amplio de países sobre la gestión de Maduro.
El subsecretario de Estado de Estados Unidos para Asuntos Políticos en funciones, Thomas Shannon, reconoció antes de comenzar la reunión privada que los participantes tenían mucha labor por delante para llegar a un consenso.
El canciller paraguayo, Eladio Ramón Loizaga, explicó a Efe antes de comenzar la cita que su país está más cercano a la declaración impulsada por México, Estados Unidos, Perú, Canadá y Panamá; más rotunda en sus términos que la que promueve el Caribe.
En el encuentro solo falta Cuba, que se niega a participar en la OEA pese a que su suspensión de 1962 se levantó en 2009.